Este fue un viaje que siempre había querido hacer, pero por cosas de la vida no se había dado. El Perú tiene un encanto especial y visitar sus maravillosos lugares es un placer.
Como en la vida nada es casualidad, el viaje se dio por una situación inimaginable. Yo tenía vacaciones la segunda quincena de Setiembre y ya tenía todo planeado para ir a Turquía; sin embargo, sucede a veces que los planes se diluyen como el agua entre los dedos y aunque uno haga mil y un cosas para detener y cambiar lo que ya está escrito, las cosas no se darán. No era el momento de ir a Turquía. ¿Qué pasó? Pues sucedió el ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York. Debido a esto, miles de vuelos se cancelaron, muchos aeropuertos cerraron y las embajadas recomendaron no viajar a países árabes. Era una situación difícil y bastante aterradora ya que dos de los tres aviones que fueron atacados pertenecían a American Airlines, donde yo trabajo y en cuyos aviones pensaba viajar. Sin pensarlo mucho y comprendiendo que no era recomendable hacer ese viaje, decidí cambiar los planes; hable con Patty, una amiga que trabaja conmigo y con quien siempre habíamos hablado de viajar a Cusco y hacer caminos del Inca, y ya...dos días después estábamos rumbo a la ciudad imperial.
Contactamos a un operador turístico en la ciudad y decidimos hacer el Camino Inca de 4 días. En el grupo Patty y yo éramos las únicas peruanas, el resto venía de Holanda, Inglaterra, Israel y Australia, así que a hablar inglés se ha dicho. Fue un reto grande, ya que caminar a 4,200msnm no es cosa de juego y menos aún cuando fumas como chino en quiebra, ¿será este un motivo más para tratar de dejar el cigarro?
El primer día fue el más difícil: como buena deportista y con ese espíritu competitivo que llevo pegado a mí como una garrapata, empece a un ritmo veloz, claro me sentía Speedy Gonzáles.... luego de 15 minutos ya parecía más una tortuga con taquicardia, tuve que meter mi orgullo a la mochila, tomar un poco de oxígeno del tanque y continuar a ritmo calmado para esperar que mi cuerpo se adapte a las nuevas condiciones. A partir de ahí todo fue bien...paisajes llenos de vida, de color que parecían óleos salidos de una galería de arte. Un aire puro y limpio que dá gusto respirar y el sonido de la naturaleza que revolotea en tus oídos como una melodía mágica.
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Aunque al final del día llegábamos cansados al lugar donde prepararíamos el campamento, luego nos dábamos cuenta de lo afortunados que éramos al poder sentarnos en nuestra carpa al borde del abismo y ver, sentir, palpar, respirar ese milagro de la naturaleza, esa energía indescriptible que toca cada célula de tu cuerpo; en ese momento todo el cansancio desaparecía y nuestro ser se unía con el ser universal.
El cuarto día fue la coronación de todas las experiencias vividas. La ansiedad por llegar a nuestro lugar mágico, admirado por miles de millones de personas alrededor del mundo, candidato a ser una de las siete maravillas del mundo, patrimonio cultural y natural de la humanidad...nuestro MACHU PICCHU, nuestro cerro viejo (traducción del quechua), lleno de historia y a la vez lleno de misterios. Ese fue uno de los momentos más emocionantes para mí: caminaba al borde del abismo, había una curva pronunciada, al darle vuelta me encontré con este coloso imponente, mis latidos se aceleraron y lo único que hice fue quedarme parada casi durante una hora admirando tal belleza. Patty y yo decidimos hacer Reiki ahí mismo donde las energías más maravillosas confluían. Sólo puedo agradecer la oportunidad de haber podido estar ahí, y haber recorrido el mismo camino que hace miles de años recorrieron nuestros ancestros.
1 comentario:
Olá, sou brasileira, e também sonho em fazer esta viagem. AMO VIAJAR. Suas fotos são muito lindas, parabéns.
Um dia quem sabe nos encontramos em cuzco.
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